TENGAMOS MUCHO CUIDADO CON EL TURISMO

Como en cada temporada, cíclicamente, vuelven nuestros malos hábitos. Vicios de ésta, una pequeña sociedad de cien mil habitantes que uno supone se podrían cambiar, mejorar, abandonar y que aparentemente deberemos asumir como incurables.-
¿Cuántos precios ve en las vidrieras? ¿Cuántos tarifarios ve en los alojamientos? ¿Cuál es el valor de los viajes en remisses? ¿Qué precios ve en las vidrieras del menú más económico? ¿Del alquiler de ropa? ¿Qué atención recibe el turista cuando se da cuenta que lo atiende alguien de Villa Luzuriaga que llegó siete días antes que él y no sabe dónde queda Llao Llao? ¿Cómo no entender entonces que un turista pueda sentirse estafado por ser extranjero por ejemplo? Incluso por ser Argentino suponiendo que recibe algo de inferior calidad.-
Pero ¿cómo se sienten tantos barilochenses ante esta situación de inequidad por ejemplo en las posibilidades de trabajo? Dias atrás me comentaban algo que ya había recibido por mail: en Catedral hay demasiada gente de afuera trabajando. Ergo: sin experiencia y en las más diversas actividades: moza, mucama, gerente, en seguridad, etc. y se nota especialmente en los sectores donde accede sólo el turista de más poder adquisitivo. La necesidad incluso acepta el maltrato hasta del nacido en la cuneta que hoy se encuentra con plata, sin darse cuenta que el olor lo destaca.-
Ni hablemos de las propinas que no se reciben porque se pierden en el camino, de la inseguridad de los bienes especialmente dinerarios, etc. Es decir: otra vez sopa, lo de siempre, lo mismo y que parece que nadie quiere cambiar pero.... que paga Bariloche. Habíamos logrado hace un tiempo un buen compromiso y respeto para mejorar estas cosas, pero otra vez aparece detrás la desesperación por la ganancia. Tengamos cuidado, es algo que nos debe preocupar pero que no podrá por sí solo fiscalizar el gobierno (sea el que sea), si no está acompañado de una severa actitud nuestra ante la vista y el conocimiento de este tipo de actitudes.-