Friday, February 16, 2007

SIEMPRE DEPENDE DE NOSOTROS

EL RECAMBIO DE DIRIGENTES DEPENDE DE NUESTRA VOLUNTAD

Le decía en mi columna anterior que para los hombres políticos el “packaging” (los cambios de imagen o re-posicionamientos según la jerga más técnica) se hace sin diseños de cajas ni etiquetas para cambiar y tiene muchos riesgos, es azaroso y le viene haciendo mucho mal a la política y a la Democracia.
Sin embargo, por lo menos en nuestro país, este reciclado al que sin tapujos se someten muchos de nuestros dirigentes, lo realizan partiendo de la premisa que el ciudadano común o no está tan interesado en el tema, tiene la memoria demasiado frágil, está demasiado preocupado en la subsistencia personal o de su familia o simplemente, lo acepta como algo inevitable. En cualquier caso, protesta pero no discierne ni mucho menos reacciona y nos acostumbramos a ver neoliberales devenidos en socialistas, menemistas ahora en kirchneristas, totalitarios en democráticos y todos sin vergüenza alguna. Esto surge de cualquier charla que uno mantenga al respecto y sin embargo no se traduce en el voto ¿Ud se pregunta porqué? Es que la mayoría lo toma como un empleo.-
¿Cómo aceptar entonces que el juicio que los ciudadanos tienen de un candidato se genere en tiempos relativamente largos y que el elector tolera mal los cambios abruptos, como se sostiene? Le comentaba que leyendo el Manual de Marketing Político de Luis Costa Bonino al que recurrimos, vemos que sostiene que la gente “desconfía de un malo conocido” que (nueva etiqueta mediante) se presenta de golpe como “bueno por conocer” y esto estaría ocurriendo otra vez. Claro que hay que saber también a su vez, que el “bueno presentado e instalado como tal”, aún delinquiendo es muy difícil de insertar en la opinión pública como “malo comprobado”, simplemente por generar supuestas suspicacias detrás de la aseveración aún siendo ciertas ¿no?
Esto engaña sobre todo a quien conduce, al momento de la elección de dirigentes a posicionar pero es muy poco el esfuerzo que se invierte en resolverlo o revertirlo. Ello, en atención a algunos parámetros no tan conocidos que todavía gobiernan internamente los partidos. ¿Cuál es ése criterio?
Primero el posible candidato debe medir bien hacia adentro del colectivo y aquí es donde puede hacerse fuerte por ejemplo un buen puntero, en desmedro de un dirigente mejor aceptado y capacitado socialmente. Recién después (si hay voluntad, liderazgo fuerte o paridad electoral con otro partido) se lo mide o compara en su aceptación por el resto de la sociedad. Por lo general, si lo primero es poco presentable a la consideración general (no estamos analizando el supuesto de un buen candidato) se busca un mascaron de proa basado en el segundo criterio, que conscientemente se presta(y es lo más conocido y puesto en práctica en la oferta electoral del último tiempo en lo que conocemos como sábana).-
Ahora bien, cuando comprendamos que la imagen política se construye en el largo plazo, que “es trayectoria” y tolera mal los desesperados golpes de timón y a lo sumo permite “modulaciones” muy cuidadosas que acentúen los puntos fuertes y disimulen los puntos débiles de los dirigentes a proponer, automáticamente muchos se auto-excluirían antes que lo haga la gente.
Si la gente, todos quienes estamos en edad de votar lo hiciéramos, si fuéramos conscientes de elevar nuestra crítica y opinión por los medios, en cartas de lectores, etc. e incluso capaces de castigar esta práctica dejando de lado al primero, mejor preparado y colocado al comienzo para traccionar a los demás, mejoraríamos finalmente la democracia y sus políticos. Allí sí obligaríamos a establecer un sistema de tachas que permita atacar las listas sábanas y boletas completas.-
Paradójicamente quienes menos se detienen en este análisis para satisfacer la expectativa de mejoramiento de la política que tiene la gente, son los máximos responsables de conducir esas agrupaciones. Todos conocemos que hay punteros que a fuerza de favores o prebendas han logrado un núcleo de sustento por el que con poca responsabilidad, preparación, autocrítica y ascendiente en la sociedad, suponen que pueden (cortando camino intelectual, de preparación y experiencia) seguir asumiendo la enorme responsabilidad de gobernarnos. ¿La ciudadanía, se decidirá a utilizar correctamente el voto?

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