De un tiempo a esta parte venimos escuchando cada vez más asiduamente, opiniones claramente favorables a un cambio en el (e incluso contrarias al) sistema democrático en que vivimos, en nuestro caso en la República Argentina. La mayoría de ellas provenientes de grupos ideológicos que podríamos identificar claramente aún cuando paradójicamente, suelen renegar de poseer como vínculo común, ideologías e ideas compartidas entre sí.
Como supongo que esta realidad no es únicamente nuestra, lo invito a opinar en mi blog personal www.barilochenelmundo.blogspot.com.
Sabemos que el comportamiento de los grupos, depende de lo que piensen de la situación sus individuos componentes y que estos se hallan coaccionados por el sistema de poder que existe en el grupo y/o por las orientaciones conductuales decantadas por sus tradiciones y valores.
La influencia del individuo en el comportamiento final del grupo no es nunca homogénea ni igualitaria, estando determinada por la herencia biológica diferencial de los que lo componen y por su distancia relativa al centro de decisiones del mismo grupo. Entonces ¿hasta dónde un cambio de sistema es claramente compartido por la totalidad del grupo y hasta donde no se transforma en la única vía de acceso al poder de alguien o algunos de los líderes de esos grupos?.
Objetivamente quienes sostienen estos cambios, son quienes no logran el acceso al poder por la vía eleccionaria normal que prevé el sistema democrático y uno nota que la autocrítica que ello debería provocar está prácticamente ausente. En cambio los cuestionamientos se hacen hacia el exterior del grupo, donde se descargan también las culpas de sus impotentes dirigentes.
Leía que un grupo indeciso puede ser el resultado de un empate social derivado de individuos muy decididos que, sin embargo no logran imponer su voluntad. Un grupo decidido en cambio, es posible que aparezca cuando los pocos individuos que controlan el sistema de poder imponen su voluntad al conjunto de individuos indiferentes o abrumadoramente indecisos. El primero no logra sumar adhesiones o voluntades pero el segundo sí.
Señala Zorrilla que: "La sociedad es el grupo conformado por todos los grupos a los que abarca y se diferencia de éstos en que es autosuficiente. Su prolongación en el tiempo se debe a que ha decantado en el proceso de su formación a valores, normas y conocimientos que si bien sólo viven en el mundo psicológico de las mentes de sus miembros humanos, esa vivencia hace posible que perduren tanto sus estructuras fundamentales como sus funciones". Atacar estos valores, normas y funciones, como a veces vemos que ocurre sólo por no compartirlos o la impotencia de no llegar a decidirlos en representación de quienes se dice defender, implica un severo riesgo de anarquizar la vida misma de esa sociedad, con la posibilidad de realizar daños inconmensurables en la coexistencia de sus miembros. Además, tal vez eso sea lo que no puede vislumbrarse sin suponer que la actual vigencia del sistema, implique una actitud conservadora a ultranza de lo que pretendemos aggiornar.
Olvidamos que el conjunto de esos valores, normas y conocimientos que le confieren significado psicológico y social incluso a los objetos materiales y al mundo natural que nos rodea, es la cultura particular que poseemos en común y nos contiene. Seguir los cantos de sirena que la mayoría de las veces son improvisados detrás de aspiraciones particulares o sectoriales que no persiguen un bien común a todos, buscando el cambio sólo por cambiar y con uno a la cabeza, es un riesgo mucho más importante de lo que puede parecer detrás de una simple declaración. Los años que hemos pasado desde el oprobio de la dictadura, que ya no se vivencia a flor de piel, nos han hecho olvidar que sin sociedad y sin cultura como la conocemos hace ya 30 años, no habría nada más que un individuo biológico desvalido y no existiría la persona como usted o yo nos suponemos... ¿verdad?.
Mail: sosalukman@bariloche.com.ar
Tuesday, September 05, 2006
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