UNA SOCIEDAD ADORMECIDA con ALGUNOS MUY DESPIERTOS
No voy a detenerme en la definición de corrupción y consecuentemente de corrupto porque la supongo conocida del lector, pero es una palabra tan usada cotidianamente y por todos que me parece nos debería merecer algunas reflexiones. Todos tenemos a flor de labios la palabra corrupción para señalar “lo mal que hacen las cosas los demás”, sin detenernos a analizar las otras acepciones, por ejemplo la orfandad en que nos encontramos cuando un Estado (encarnado en sus funcionarios y responsabilidades no ejercidas) debería brindar ejemplo, seguridad y contención y no lo hace.-
El echarle la culpa al otro o crearle la obligación al otro pero sin mover un dedo, es un mal nacional que ha influido tanto culturalmente en todos, que ha instalado en la sociedad “el derecho” a tener las cosas incluso sin esfuerzo ni merecimiento y hacer optativas a las obligaciones, suponiendo que absolutamente todo es discutible como si no delegáramos nada en nadie al votar. Lo que también preocupa es que incluso, ese supuesto derecho se está extendiendo y cubriendo de intolerancia y que algunos exhiben con aquellos que no comparten sus ideas o posiciones.-
Lamentablemente cada vez son más las insignificantes (en número) fuerzas reaccionarias que promueven esa intolerancia fascista, utilizando o valiéndose de la libertad que otorga el sistema democrático para ir abiertamente en su contra, promoviendo su destrucción en beneficio de una concepción totalitaria de la vida y la sociedad, que la mayoría de la población viene repudiando elección tras elección. Ni los dirigentes reaccionan. Obviamente que esas actitudes cuentan con una importante vidriera en algunos medios, pero que es inversamente proporcional al número de habitantes que comparten esas ideas en cada elección.-
No obstante, han logrado ese acceso y entonces, podemos ver o leer permanentemente y en los más diversos ámbitos, unos claros, abiertos y descarados casos de simple extorsión, mimetizados de supuestos derechos democráticos que paradójicamente nadie cuestiona. El caso Garrahan es muy claro ejemplo.-
La extorsión y la violencia adaptada a lo verbal cuando conviene, pretende encauzar y fomentar en la opinión pública un pensamiento único de algunos, al que suelen confluír en apoyo diversas instituciones que pretenden darle un viso de soporte social. Asistimos entonces a un comportamiento de la sociedad muy preocupante y que nos involucra directamente a todos: LA IMPUNIDAD CON QUE SE MANEJAN CIERTOS SECTORES Y EL PELIGRO DE ACOSTUMBRARNOS A ESA IMPUNIDAD. ¿Realmente nos sorprenden estos hechos? Probablemente sí, pero ¿deberían sorprendernos? creo que no.-
Wednesday, August 24, 2005
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment