LA NECESIDAD DE FORMAR
A todos nos duele y molesta aún, la consecuencia de un liberalismo de los 90 que prometió prosperidad, paz mundial y plena libertad política, que se tradujo en nuestro país en una irrealidad sobre todo económica que nos sacó de quicio con todas las consecuencias que Ud. conoce tan bien como yo. “Algunos sólo veían en el Estado un factor de distorsión económica y recomendaron reducirlo al mínimo y ahora se dieron cuenta que hay que impulsar su reconstitución” señaló Fukuyama (conocido politólogo otrora defensor del neoliberalismo que hoy condena severamente y se apresta a venir a la Argentina). En algún momento ocurrió que “veían más allá del Estado, una apacible anarquía de mercaderes intercambiando bienes y servicios por sano egoísmo que al final no encontraron”, cuya consecuencia hoy en todos lados (donde se impulsó esta concepción económica), es la guerra civil, anarquía, pobreza y miseria, cuando no la inestabilidad regional y la inseguridad amenazando ser global.-
Pero lo que se analiza menos y resulta más importante para poblaciones como la nuestra, es el impacto demoledor que tuvo sobre la educación, los valores, las aspiraciones y actitudes de una sociedad totalmente desorientada. Actitudes preocupantes porque los análisis individuales de la realidad que vivimos, traducen conclusiones extremadamente lineales y simples que provocan lecturas que por partir de presupuestos erróneos, concluyen en supuestas verdades que no son tales y son anunciadas por sofistas que parecen (y sólo parecen) filósofos que sin serlo inducen al engaño general. Y por lo visto, parece ser que muchos les creen.-
Lo sufrió la Grecia Antigua hasta la llegada de Sócrates, que los desenmascaró salvando la civilización que nos dio mayor influencia en nuestro pensamiento. Pero ¿Ud. ve un Sócrates entre nosotros? ¿Cómo verlo si pensamos que es mejor no participar? ¿Cómo verlo si conviene no molestar ni jugarse por ideas propias cuando afecta el statu quo o la tendencia de moda?
Observe este detalle: todos hablamos o conocemos aquellos artículos de la Constitución que nos recuerdan nuestros derechos pero no se conocen igualmente los deberes. Algunos incluso conocen Pactos que firmados en nombre nuestro nos obligarían a irrealidades para nosotros, que son sólo practicables en otras tierras de posibilidades demasiado diferentes. En todo caso, nadie recuerda que incluso la Constitución se encuentra reglamentada y que en diversas leyes, se sustenta y determina el verdadero sentido y alcance de esos derechos, que además no son absolutos.-
En el caso del Presupuesto por ejemplo, muchos creen que el año se inicia con un cajón lleno de billetes que deben durar todo el año, desconociendo que la enorme mayoría de los recursos invocados deben ingresar porque son supuestos que incluso podrían no cumplirse. Entonces ante el anuncio de una mejora en la recaudación suponen que es dinero que sobra y de allí a reclamar su posesión sin detenerse a pensar (a quien le faltará la diferencia y si éste está de acuerdo en perderla) hay demasiado poco espacio para la reflexión. El comienzo de la columna es el sustento del pensamiento imperante, entonces ¿entiende porqué tenemos una necesidad de formar desde los medios y de re-educar desde la familia y la escuela?
Thursday, November 10, 2005
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